Es interesante arrojar luz de manera concisa sobre la madre de un grandísimo profeta del Islam a quien Dios subió al cielo como se menciona en el Corán (Sura 3, verso 158). Obviamente estamos hablando de Mariam o María, la madre de Jesús.
En la creencia musulmana María sigue siendo sin duda uno de las figuras más importantes del Corán después de los Mensajeros y los Profetas.
Un alto grado de santidad confirmada
Mariam es, ante todo, la única mujer cuyo primer nombre se menciona explícitamente en el Libro de Dios, sabiendo que la cita del primer nombre de un ser humano, hombre o mujer, que no sea un profeta es algo extremadamente raro en el Sagrado Corán.
Luego, el Corán dedica una Sura completa, la 19, con el nombre de Mariam, que nos describe en detalle su historia y en particular el nacimiento de uno de los más grandes profetas de la historia de la humanidad: Jesús, hijo de María.
Sin embargo, el sagrado Corán no solo cuenta la historia de Jesús y su madre, que la Paz de Dios sea con ambos, sino que también nos cuenta la historia de los abuelos de Jesús en la tercera Sura. que lleva el nombre del abuelo de Jesús, Imran, así como de cómo nació y se crió Mariam.
Mariam fue una mujer inteligente, piadosa, casta y dedicada a la adoración de Dios, Glorificado sea, desde muy temprana edad. En su juventud estuvo bajo la protección del profeta Zakariya (Zacarías), quien era el esposo de su tía materna.
El Corán alaba a Mariam una y otra vez. Él la llama “veraz” (Sura 5, versículo 76), “devota” (Sura 66, versículo 12) y una “persona purificada y elegida por encima de otras mujeres” (Sura 3, versículo 42).
Muchas tradiciones proféticas auténticas nos confirman el alto grado de Mariam. El Profeta Muhammad (PB) dijo en particular: “La mejor de las mujeres (en la época de Jesús) es Mariam, hija de Imran, y la mejor de las mujeres (de mi época) es Jadiya, hija de Juwailid.”
En otra tradición profética, se relata: “Las mejores mujeres del universo son: Mariam, hija de Imran, Jadiya, hija de Juwailid, Fatima, hija de Muhammad, y Assia, esposa del Faraón.”
Finalmente, la historia de Mariam está llena de lecciones y sabidurías, y podemos señalar, pero no exhaustivamente, estos puntos:
– El valor de un ser humano en el Islam solo está ligado a su buen comportamiento y su cercanía a Dios, exaltado sea, sin ninguna consideración de su género, ya sea hombre o mujer, o de su condición u origen social, su riqueza, raza, lugar o época en que vivió o cualquier otra consideración física, material o social.
– Muy a menudo encontramos en el origen de un hombre excepcional una mujer excepcional.
– La historia del nacimiento de Jesús es una de las grandes pruebas de la omnipotencia de Dios, Glorificado sea Él, que crea lo que desea como desea.
De hecho, Dios creó a un hombre a partir de una mujer sin padre, como en el caso aquí de Jesús hijo de María. También creó a una mujer a partir de un hombre, como en el caso de Hawa (Eva), la esposa de Adán, y creó a un hombre sin padre ni madre, como en el caso del primer hombre y primer profeta de la humanidad: Adán, que la Paz de Dios sea con él.
Una mujer excepcional honrada en el Corán
Terminemos estas pocas palabras con uno de los pasajes más conmovedores y atractivos del Sagrado Corán que narra la vida de Mariam, la Paz sea con ella, que fue una de las mujeres más excepcionales que jamás haya existido. (Sura 3, versículos 35 al 47):
“(Recuerda) cuando dijo la mujer de Imran: “¡Señor mío! En verdad, he hecho voto de consagrar a Ti lo que llevo en mi seno ¡Acéptamelo! En verdad, Tú eres Quien todo lo oye, Quien todo lo sabe”.
Y cuando dio a luz una niña, dijo: “¡Señor, he dado a luz una hembra!”… “En verdad, la he llamado María y he puesto a ella y a su descendencia bajo Tu protección de Satanás maldecido y lapidado”.
Su Señor la aceptó complacido, la hizo crecer bien y la puso bajo la tutela de Zacarías. Siempre que Zacarías entraba a visitarla a su oratorio, encontraba junto a ella provisiones.
Decía: “¡Oh María! ¿De donde te viene esto?”. Ella decía: “De Dios.” En verdad, Dios provee sin medida a quien Él quiere.
Allí mismo rogó Zacarías a su Señor. Dijo: “¡Señor mío, otórgame una descendencia buena, que venga de Ti! ¡En verdad, Tú (siempre) escuchas la súplica!”.
Entonces, los ángeles le llamaron mientras él permanecía en pie rezando en su oratorio: “Dios te da la buena nueva de (el nacimiento de) Juan como confirmador de una palabra que viene de Dios. Será eminente y casto y un profeta de entre los justos.”
Dijo: “¡Señor mío! ¿Cómo podré tener un hijo cuando me ha llegado la vejez y mi esposa es estéril?”. Dijo (Dios): “Así será. Dios hace lo que quiere.”
Dijo: “Señor mío, dame un signo.” Dijo (Dios): “Tu signo será que no podrás hablar a la gente durante tres días salvo por señas. Recuerda mucho a tu Señor y glorifícale mañana y tarde.”
Y (recuerda) cuando los ángeles dijeron: “¡Oh María! En verdad, Dios te ha escogido y purificado y te ha elegido entre todas las mujeres. ¡Oh María! ¡Se humilde ante tu Señor y prostérnate e inclínate con los que se inclinan! Esto son noticias del mundo oculto a los sentidos que te revelamos. Tu no estabas con ellos cuando echaban a suertes con sus cálamos (para ver) quien de ellos se encargaba de la tutela de María, ni estabas con ellos cuando disputaban”.
(Y recuerda) cuando le dijeron los ángeles: “¡Oh María! ¡Dios te anuncia una palabra que de Él procede! Su nombre es El Mesías, Jesús hijo de María. Será honorable en esta vida y en la otra y de los cercanos (a Dios). Y hablará a las gentes desde la cuna y de adulto y será de los justos.”
Ella dijo: “¡Señor mío! ¿Cómo tendré un hijo si no me ha tocado varón?”. Dijo: “Así será. Dios crea lo que quiere. Cuando decreta un asunto, le dice: ¡Sé! y es.”